Las
tres salidas de don Quijote
La locura de Don Quijote evoluciona en tres fases principales,
correspondientes a sus tres salidas. La primera parte (1605) relata las dos
primeras salidas por tierras de la Mancha y Andalucía. El peregrinaje por
tierras de Aragón y Cataluña hasta Barcelona y su regreso a la Mancha ocupa
toda la segunda parte (1615).
El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha apareció en 1605 dividido en cuatro partes, distribuciones que las
ediciones modernas no mantienen por prestarse a confusión con el segundo tomo,
que, con el título de El ingenioso caballero Don Quijote de
la Mancha ,
apareció en 1615.
Primera salida
Primera parte, capítulos 1 al 5. Don Quijote desfigura la realidad
y la acomoda a sus fantasías
El hidalgo manchego Don Alonso Quijano, llamado por sus convecinos
el Bueno, “se enfrascó tanto en su lectura” que, “rematado ya su juicio”
concibe la peregrina idea de hacerse caballero andante, y de “ejercitarse en
todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban,
deshaciendo todo género de agravio, y poniéndose en ocasiones y peligros donde,
acabándolos, cobrase eterno nombre y fama” con que mereciera el amor de su
dama, Aldonza - Dulcinea, una aldeana idealizada por él.
Bajo el nombre de Don Quijote de la Mancha, con armas antiguas y
su viejo caballo, Rocinante, se lanza al mundo haciéndose armar caballero en
una venta que imagina ser castillo, entre las burlas del ventero y las de las
mozas del mesón. Creyéndose ya un auténtico caballero, realiza su primera
hazaña liberando a un joven pastor a quien su amo está azotando. Tras una
discusión acalorada con unos mercaderes, de la que resulta malherido, un vecino
lo auxilia y lo devuelve a su aldea.
Segunda
salida
Primera parte, capítulos 7 al 52. Don Quijote desfigura la
realidad y los demás le contradicen
Ama, sobrina, cura y barbero han pegado fuego a buena parte de los
libros de Don Quijote y tapiado su biblioteca, mientras él se halla
convaleciente en su lecho. Ya repuesto, convence a un rudo y ambicioso labrador
vecino suyo, Sancho Panza, para que le acompañe en sus aventuras. Ya con su
escudero, lucha contra unos gigantes que no son sino molinos de viento; se
enfrenta con un vizcaíno, al que vence; da libertad a unos galeotes perseguidos
por la Santa Hermandad, que, ingratos, le apedrean; hace penitencia en Sierra
Morena, donde escribe una carta a Dulcinea; envía a Sancho al Toboso para que
se la entregue; el canónigo y el barbero de su aldea han salido a buscarle;
encuentran a Sancho y le impiden cumplir con el encargo de su amo; hallan a Don
Quijote y lo devuelven, engañado, a su pueblo, metido en una jaula, dentro de
la cual sufre pacientemente la burla de sus vecinos.
Tercera
salida
Segunda parte. Don Quijote no es víctima de su fantasía: ahora le
engañan los demás
Don Quijote y Sancho inician la tercera salida, encaminándose al
Toboso, donde el escudero asegura a su amo que una rústica aldeana montada en
un asno es Dulcinea, hecho extraordinario que Don Quijote atribuye a un mago
enemigo suyo (el mismo que hizo desaparecer su biblioteca y transformó los
molinos de viento en gigantes). Su obsesión será, a partir de ahora, encontrar
el medio de desencantarla. Caminando por tierras de Aragón, ya famosos como
personajes literarios, amo y escudero llegan a los dominios de unos duques que
se burlan despiadadamente de la locura de ambos, hasta el punto de nombrar a
Sancho gobernador de uno de sus estados (la ínsula Barataria), cargo que
abandonará por razones extraordinariamente juiciosas.
Nuevamente juntos caballero y escudero, para desmentir al falso
Quijote de Avellaneda, cambian de itinerario y se dirigen a Barcelona, donde el
hidalgo sufre su derrota definitiva luchando en fiera y descomunal batalla
contra el Caballero de la Blanca Luna, que no es otro que su vecino, el
bachiller Sansón Carrasco, quien le impone como condición regresar a su aldea.
Física y moralmente derrotado, Quijote vuelve a la Mancha, de donde partió y,
después de haber recobrado la cordura, muere cristianamente en su lecho.